Otoño, siempre el otoño.

“Escribo estas notas como quien arroja un mensaje al mar dentro de una botella. ¿A manos de quién llegarán si llegan a manos de alguien? Bueno, escribir ya en sí mismo es una forma de libertad, que aun sin papel ni pluma nadie podrá arrebatarnos de la cabeza a menos que nos aloje dentro de ella una buena bala con la que termine todo”.

Fue un otoño de 1914, un día 20 de noviembre para ser exactos, cuando nació un niño al que llamaron José y le tocó llevar el apellido Revueltas. Alguien dijo que el nombre es la catedral de nuestra identidad. Tenía razón.

Revisa el multimedia especial con motivo de su aniversario.

Deja un comentario

Tendencias