Por Jacinto Rodríguez Munguía
En 2014 se presentó la primera parte de esta galería. Hoy, en el 25 aniversario luctuoso de Luis Donaldo Colosio, compartimos todo el expediente que se encuentra en el AGN
¿Qué se puede leer en estos documentos?
Las primeras líneas de investigación sobre el magnicidio.
Cronología sobre las acciones de la PGR para esclarecer el asesinato.
Información sobre llamadas anónimas que advierten del asesinato del entonces candidato del PRI
Además, ¿cómo surge la hipótesis del segundo tirador, y quién era?
Texto publicado en marzo de 2014
“Extraño” no debería ser el mejor adjetivo para definir un expediente. Aunque en este caso, como suele ocurrir en muchas ocasiones cuando se trata de archivos históricos, no se puede hallar mejor palabra que esa.
Es esa palabra, “extraño”, la que le da sentido a esta galería de imágenes y estos los argumentos que la sostienen.
1.- Alguien, a quien llamaremos la “persona X”, solicita, vía La Ley de Acceso a la Información Pública, el expediente de Luis Donaldo Colosio en la Dirección Federal de Seguridad. Más o menos así debió ser la solicitud.
2.-La solicitud es turnada a los encargados de este acervo, en la Galería 1 del Archivo General de la Nación (AGN). Alguien, vamos a llamarle “persona Z”, recibe la solicitud y hace una búsqueda en sus fichas; en efecto, hay referencias sobre Luis Donaldo Colosio: algunos datos biográficos, curriculum de cuando era director de Programación y Presupuesto. Un mal trabajo de quien elaboró el documento: “Luis Tonaldo Colosio Furrieta”. Así de mal hecho. Hasta ahí nada extraordinario.

3.- Esa misma “persona Z” hace una segunda búsqueda y aparece otra referencia. Un expediente de 304 páginas, que sin más valoración incluye los documentos a entregar a la “persona X”.
4.- La “persona X” recibe el expediente y quizá, solo quizá, ni siquiera considera que la información que ha recibido no corresponde exactamente al fondo de la DFS, sino a la siguiente fase de este aparato, que es el Centro de Investigación y Seguridad Nacional.
5.- Tampoco se pregunta, suponemos, qué hace ese expediente en un acervo donde estrictamente hablando sólo se encuentran los de 1947 a 1985. Si el asesinato de Luis Donaldo Colosio ocurrió en 1994, las fechas se vuelven lejanas.
6.- Quienes sí se preguntan esto son los integrantes del equipo especializado en revisar y cuidar que en los documentos no se “vayan” datos personales protegidos. La respuesta inmediata es: “Esto no debería estar acá”. Demasiado tarde. El expediente ha sido entregado al “solicitante X” y, en ese mismo momento, en automático, se convierte en expediente público.
7.- ¿Qué pasó? ¿Cómo es que llegá hasta la Galería 1 del AGN? La explicación más sencilla y la más sensata fue: nadie lo sabe. Algo “extraño” pasó.

8.- Es decir, se pasó. Se filtró. Alguien lo “acomodó” en las miles de cajas de documentos, esos sí de la DFS, que en 2001 llegaron al AGN. Ni siquiera hay elementos para especular que alguien, con toda la intención, “puso” el expediente ahí. No lo sabemos y, en todo caso, dejemos que los expertos en el Caso Colosio hagan su trabajo y encuentren potenciales mensajes escondidos en folios y folios, de cuyo total 99 por ciento (por decir cualquier porcentaje) corresponde a recortes de periódicos. Algunas notas en los márgenes, ciertas valoraciones menores.
9.- Hay una parte de los documentos que vale la pena mirar, por supuesto. Por ejemplo, la cronología que elaboraron los especialistas del Cisen, la selección de ciertos textos periodísticos… eso dice mucho. Pero es para otro nivel de análisis.
10.- Pero más allá de los posibles mensajes cifrados que los expertos puedan hallar en el mismo, si es que algún día se les ocurre consultarlo, es precisamente la extraña ruta que siguió este expediente para estar en el AGN lo que le hace importante, o al menos interesante. Esta es la razón para contar, con una mínima selección de imágenes, la existencia de este extraño expediente del Caso Colosio.