Con la llamada Operación Ratonera, la DFS asestaría golpes efectivos a la Liga. El método era sencillo. Los agentes allanaban las casas de seguridad en la madrugada y, a pesar del enfrentamiento, ocupación y detención de los guerrilleros, el operativo pasaba inadvertido.
Dejaban una guardia en el interior con el apoyo discreto fuera del domicilio y sólo era cuestión de esperar a que otros integrantes de la célula llegara a la casa y caer en la “ratonera”. Con este método se daría el golpe más duro a la liga, cuando en Jalisco es detenido y asesinado el dirigente nacional Pedro Orozco Guzmán.
El informe es irrebatible: “Se enfrenta con los agentes y cae herido. Es trasladado a un hospital, donde, al ser detectada su verdadera identidad por Miguel Nazar Haro, es asesinado. Ni los heridos convalecientes o recién operados se salvan de los ‘interrogatorios’ de la policía”.
En enero de 1974 se inflige otro golpe a la Liga: Salvador Corral García y José Ignacio Olivares Torres, dos de sus dirigentes político-militares más importantes, son detenidos en Mazatlán, Sinaloa, y luego trasladados al CM1. Ambos son torturados con variantes y nuevos métodos de los que se usaban en Guerrero. “Les clavan clavos calientes en las rodillas y los atormentan hasta arrebatarles su vida”.
Un mes después aparece en Guadalajara el cadáver de José Ignacio y en Monterrey el de Salvador García. La policía filtra, entre los guerrilleros que estaban detenidos y luego liberados, la información de que las detenciones de éstos había sido resultado de la infiltración de sus agentes.
“Ante el activismo desplegado por la Liga, la DFS y el ejército reaccionan con una violencia desproporcionada. El 16 de julio de 1974 inician la cacería para detener y desaparecer a seis integrantes de una familia en Michoacán, la mayoría de ellos militantes del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR)”.
Las muertes de Pedro Guzmán Orozco, de Ignacio Olivares Torres, de Salvador Corral García, entre otras, así como la ejecución de Manuel Gámez García, y la detención-desaparición de Ignacio Salas Obregón en abril de 1974 descabezan a la organización.
“El control y la eliminación de los guerrilleros se extiende a la propia penitenciaría. El 23 de mayo de 1974 es asesinado en la Cárcel Preventiva de la Ciudad de México el doctor peruano Pedro Miguel Morón Chiclayo, militante de la Brigada Roja. Nazar Haro lo había amenazado y sentenciado a muerte. Meses después, agentes de la DFS sacan de Lecumberri, donde se encontraba sujeto a proceso, a Wenceslao José García y lo desaparecen”.
Las profundas contradicciones entre grupos guerrilleros en cuanto a tácticas y estrategias, objetivos y métodos de la guerrilla, llevan a la ruptura definitiva de la Liga. El informe lo ve así: “El carácter militarista y sectario que adoptó la condujeron a fracturas internas de su membresía y alejarse de la sociedad, los condujo a cometer errores estratégicos que posibilitaron la derrota de la guerrilla”.
Llegó entonces una hora negra para los grupos armados. Entre 1974 y 1977 la Liga perdió en todo el país a muchos de sus cuadros militares más experimentados y su dirección nacional es desarticulada. Los grupos que la integran también son desarticulados temporal o definitivamente tras la caída masiva de cuadros, líderes y contactos. La Liga deja de tener producción teórica, los órganos de dirección quedan rebasados por las urgencias cotidianas y la presión policiaca los lleva a su terreno en que las acciones militaristas los minan al ser sistemáticamente golpeados.
Carlos Renteria Rodriguez es asesinado en mayo de 1974 posterior a su asistencia a la ultima reunion nacional de los representantes politicos de los elementos de base de la Liga C 23 de Sep.